Que los pimientos piquen más o menos depende de la cantidad de compuestos capsicinoides que contengan, estos se concentran en la placenta, que es la parte blanquecina que hay en el interior del fruto, en unas pequeñas vesículas. Se han identificado hasta diez compuestos distintos, pero es la capsicina (seguida de la hidrocapsicina) la que más pica. Como estas sustancias son agentes defensivos, la cantidad que produce la planta depende tanto de las características genéticas de la variedad, como de las condiciones ambientales; temperatura, humedad, composición del suelo, fertilización y estado de desarrollo del fruto en el momento de recogida, etc.
Los pimientos cultivados en otras zonas con unas condiciones ambientales distintas, sobre todo con temperaturas altas, aumenta la cantidad de frutos picantes que produce cada planta y con características organolépticas distintas. Incluso en los pimientos cultivados en la misma zona y parcela, aumenta la probabilidad de frutos picantes si hay más sequía o altas temperaturas, así como un deficiente manejo del cultivo.
Decir que un pimiento pica mucho o poco depende siempre de quien lo come, pues el umbral de detección varía de unas personas a otras. El picor no es un sabor sino la irritación de las paredes de la boca y de la garganta en respuesta a la capsicina. Si uno come picante con frecuencia lo nota menos porque su cuerpo se acostumbra.
El picante de los pimientos se ha investigado tanto por su efecto analgésico como posibles propiedades anticancerígenas, además de ser utilizado como arma de defensa personal en sprays, para evitar ataques de pulgones en algunos cultivos o para impedir la entrada de animales en ciertos recintos.